Nike Air Max 95

Air Max 95

A principios de los 90, la creciente fama de Michael Jordan había hecho increíblemente populares las zapatillas de baloncesto de Nike. Con los buenos resultados de la división de baloncesto, Nike centró su atención en revitalizar sus zapatillas de correr, que en aquel momento estaban lideradas por la naciente serie Air Max. Tinker Hatfield había abandonado la línea para dedicarse a otros proyectos, así que la marca contrató al joven diseñador de calzado Sergio Lozano para dirigir el equipo. Tras haber pasado los cuatro años anteriores trabajando en varios modelos deportivos y ACG, Lozano no tenía experiencia en el diseño de zapatillas de correr, pero esto encajaba perfectamente con el proyecto. Una perspectiva fresca era exactamente lo que Nike quería, ya que la marca buscaba construir una zapatilla que ofreciera algo distinto y completamente original. Poner esta gran ambición en manos del prometedor diseñador conduciría a la creación de la pionera Nike Air Max 95.

Habiendo trabajado ya unos años en Nike, Lozano había conocido a Tinker Hatfield, lo que le dio la oportunidad de inspirarse en el gran hombre. Una cosa en particular destacó en la mente de Lozano de su tiempo con el legendario diseñador: su énfasis en la importancia de la historia. Con el deseo de llevar las Air Max en una dirección totalmente nueva y las palabras de Hatfield resonando en sus oídos, Lozano contempló el lago del campus de la sede mundial de Nike en Beaverton, Oregón. Mirando a través del agua hacia la orilla, su imaginación empezó a imaginar la tierra erosionada por la lluvia. Fue entonces cuando se le ocurrió la idea: ¿y si la zapatilla ideal estuviera enterrada en la tierra y se descubriera gradualmente a medida que la lluvia arrastrara tiras de barro a su alrededor? Lozano hizo un boceto rápido basado en esa idea. Mostraba un zapato con una estructura en capas a lo largo de sus lados que se asemejaba a las fluidas formaciones estriadas reveladas por muchos milenios de erosión en las paredes rocosas del Gran Cañón.

Este concepto inicial se convertiría en la base estética de las primeras Nike Air Max 95, lanzadas en el icónico color Neón. Presentaba una serie de capas grises similares a las del dibujo original, que se difuminaban de oscuras en la parte inferior a más claras en la superior. Junto con la introducción de una entresuela negra poco convencional, este gradiente de color ocultaba los signos de barro y desgaste general, habituales en el lluvioso estado donde se encuentra la sede central de Nike. Dado que los corredores de la época solían llevar entresuelas de color claro, a menudo blancas, se trataba de un movimiento sin precedentes, pero que acabó cambiando la cara de la moda del running. A pesar de que Lozano fue advertido de que esa mezcla de tonos grises simplemente no se vendería, el atrevido diseñador siguió adelante imperturbable, tomando la advertencia como un reto. Para compensar estos tonos oscuros más prácticos, añadió el tono de verde amarillo vivo característico de Nike, conocido como Volt. Lozano utilizó la vitalidad del color para llamar la atención sobre la tecnología funcional de las AM95, como las bolsas de aire y los ojales.

Aunque Lozano construyó la Air Max 95 como una zapatilla de correr ante todo, su interés por el funcionamiento del cuerpo humano le llevó a desarrollar en ella una estética que reflejaba la anatomía humana. La combinación de paneles de malla y ante sintético en la parte superior representaba bandas musculares; los ojales de nailon salían de bandas verticales en los flancos de la zapatilla para actuar como la caja torácica; mientras que la forma en que estaban conectadas la suela exterior, la entresuela y el talón evocaba una columna de vértebras.

Además de su aspecto único, las Nike Air Max 95 ayudaban a los corredores proporcionando una malla similar a la piel para la transpirabilidad sobre el protector de los cordones. Siempre queriendo superar los límites de la innovación, Nike también la dotó del primer aire visible en el antepié, que ofrecía una mayor amortiguación a través del lecho del pie. De hecho, las Air Max 95 se crearon originalmente para atender a corredores más grandes y potentes, cuyo mayor impacto requería un acolchado extra bajo el pie. Esto se combinó con unas costuras precisas y un moldeado de compresión en la parte superior para conseguir un exterior de increíble sujeción que no se desgastara fácilmente con el paso del tiempo.

El diseño apoyaba aún más a los corredores mediante el uso de elementos reflectantes 3M Scotchlite en la parte superior, que aportaban un toque añadido, además de visibilidad, mientras que un conjunto de ojales de atado rápido sujetaba firmemente el pie del usuario en su sitio. Lozano confiaba tanto en la solidez de la tecnología Air Max de Nike y en la individualidad de la estética de la AM95 que dejó el icónico swoosh fuera de la zapatilla en la fase de prototipo. Nike quería que la zapatilla tuviera su logotipo, pero Lozano no quería que desviara la atención de la gente de su estética de diseño único. Al final, llegaron a un acuerdo, y se colocó un pequeño swoosh en la parte posterior del exterior para mantener la parte superior principal limpia y refinada.

Las Air Max 95 combinaron un diseño vanguardista con un rendimiento excelente para establecer a Nike como pionera del calzado en los 90, propiciando un futuro glorioso de innovación continua. En su lanzamiento en 1995, la atrevida estética de la zapatilla fue rebelde, convirtiéndola en una de las favoritas de la cultura juvenil, incluso en lugares remotos de Europa, Australia y Japón, donde se hizo enormemente popular. Su versatilidad también fue elogiada por expertos de diversos sectores, desde publicaciones de estilo como The Face hasta revistas deportivas como Runner's World. Incluso fue nombrado uno de los mejores diseños deportivos del año en la revista Time. Con unas credenciales tan sobresalientes, probablemente no te sorprenda que la AM95 siga siendo increíblemente deseada en todo el mundo a día de hoy.